La contaminación de las aguas producidas tanto por fuentes puntuales como difusas constituye una de las principales amenazas para la calidad de las aguas. Es por ello necesario llevar a cabo una vigilancia y control de vertidos que viene dado por la aplicación del Real Decreto Legislativo 1/2001 del 20 de julio por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Aguas y por el resto de legislación estatal. Esta labor tiene como objetivo la detección de focos contaminantes industriales sobre la red de alcantarillado y de ésta sobre el medio receptor.